“Necesito audífonos, pero se
aprovechan y te venden cualquiera”
- Clarín
- 5 Nov 2016
Los que todavía tenemos la dicha de tener
un cerebro que funcione normalmente, y hasta podría decir con más
discernimiento que en la juventud, no nos libramos de los derivados, como el de
ser “descartados” del mundo. Querer eternizar la lozanía juvenil, quizá, se
origina ante la indiferencia y el abandono que trae aparejada la vejez. Dichoso
aquel que tiene a su lado hijos o parientes que apuntalen los males inevitables
de la ancianidad.
Tengo deficiencia auditiva y uso audífonos,
y he perdido uno de ellos, distracción derivada de la senectud, aunque siempre
he sido distraída. No he hecho el trámite en el PAMI porque tengo algunos
conocidos que están esperando desde hace algún tiempo que le solucionen el
problema. Además, según versiones, son los amplificadores. En mi caso necesito
un audífono especial y ahí comienza mi odisea. Los precios exorbitantes me
llevaron a buscar en varios comercios, hasta he ido a Chile, donde me habían
dicho que están más económicos, pero sólo en los artículos de compras masivas,
porque en esta situación no es así, los precios son iguales y hasta más caros.
No es lo mismo vender en cantidad que vender uno o dos productos y ellos están
alertados de las circunstancias. Yo vivo en el Sur, y me he ido hasta Mar del
Plata donde había com- prado mi audífono perdido, pero no sólo han cerrado
comercios que vendían mercadería específica, sino que me encuentro que ha
proliferado la venta de los aparatitos en una veintena de lugares. Pero para mi
sorpresa, te venden los amplificadores comunes a precios de los que llevan una
calibración especial, hasta sospecho que te hacen las pruebas con los
verdaderos y te entregan los truchos. Cuando salís a la calle y te metés en el
tumulto, te das cuenta del error. Me ha pasado en dos oportunidades. He ido a
quejarme y me han devuelto el dinero. En Chile, los amplificadores están
alrededor de los $ 300 y en Mar del Plata $ 9.000, un poco menos que un
audífono digital. Creo que hay una mafia donde no existe fonoaudiólogos.
Cualquiera vende audífonos y son
amplificadores de sonido que no necesitan calibración y que en una hipoacusia
leve y sin distorsionamiento de las palabras, le puede dar resultado
satisfactorio.
En conclusión, éste desajuste viene
aparejado a la vejez, porque al verte sola y con muchos años sobre los hombros
... se aprovechan y te venden cualquier cosa. Sólo la experiencia del
conocimiento de varios años de uso me ha salvado del engaño. Así estamos,
perdidos en la inmensidad de la displicencia. Lucía Perticaro
luciapatricci@hotmail.com
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